Apicultura cambia la vida de aserradores de roble negro

Apicultura cambia la vida de aserradores de roble negro

Un grupo de 25 familias del sur del Huila que anteriormente se dedicaban a la tala de bosques, ahora le apuestan a la apicultura y a comercializar los productos no maderables del bosque.

A una hora del municipio de Acevedo se encuentra el Apiario El Zángano, ubicado en la vereda San José de Corinto. Allí vive Robinson Oviedo Valderrama, un joven que ha encontrado en las abejas y la miel los recursos para cambiar su vida y la de su familia.

Robinson hace parte del Grupo Ecológico Los Castores, el cual se encuentra conformado por 25 familias de los sectores San Marcos y San Adolfo en Acevedo, quienes por años se dedicaron a talar los bosques aledaños al Parque Natural Regional Corredor Biológico Guácharos-Puracé, pero que en un proceso de paz con la naturaleza hicieron entrega de sus motosierras y se comprometieron a seguir cuidado los recursos naturales, representados, en especial, en el roble negro (Trigonobalanus excelsa) y la danta de montaña (Tapirus pinchaqu), especie de alto valor ecológico para los ecosistemas del Huila.

Desde hace seis años, los integrantes del grupo ecológico han encontrado en la apicultura, otra forma de garantizar el ingreso de recursos económicos para sus familias y la conservación de los bosques, ha sido así que con el apoyo de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena-CAM han implementado varios establecimientos apícolas en diferentes veredas del municipio. Actualmente, otras entidades como el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la FAO, se han unido a este propósito.

“El grupo ecológico Los Castores se fundó en 2013 porque quisimos dejar de talar el roble negro y nos pusimos a conservar las especies Apis melliferas (especie de abeja), ayudándonos en el proceso de hacer parte del programa Negocios Verdes para lo cual la FAO y CAM nos han guiado en la producción de mieles orgánicas, polen y propóleo”, relató Oviedo Valderrama, quien aseguró que en la búsqueda de reconciliarse con la naturaleza, la organización se ha comprometido a reforestar 3.000 árboles al año.

Motosierra por colmenas

La zona es propicia para la producción de miel debido a su vegetación diversa con buena floración que atrae a las abejas y hace ocho años la comunidad de este sector descubrió su amor por las especies silvestres y estas productoras de miel que ayudarían en su sustento, por lo que entregaron las motosierras con las que tanto daño causaron a los ecosistemas.

“Hace 18 años empezamos a trabajar con conservación, pero pese a que ya casi no se talaba y en el caso de mi papá empezó a sembrar café, frijol y maíz, él siempre tenía su máquina ahí, haciendo de vez en cuando daño, hasta que llegó un día que me contó que había un programa de la CAM que pedía entregar la motosierra a cambio de ayudas para proyectos. Le dije que se metiera y entregó su motosierra y trabajó”, contó Otilia Genoide, integrante de Los Castores, grupo ecológico conformado por hombres y mujeres que hoy en día se dedican a las labores agropecuarias de una manera sostenible, a través de la producción apícola, caficultura, huertas ecológicas y la forestaría comunitaria.

Actualmente, este grupo de campesinos hacen parte del programa de Forestería Comunitaria que lidera el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible-MADS y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO y que es apoyado por la CAM.

Se detiene la tala

De acuerdo a cifras aproximadas dadas por los campesinos, durante el primer año, dejaron de talar por lo menos 3.500 árboles, es decir que durante estos ochos años, se han dejado de talar alrededor de 28.000, especialmente robles como el Colombobalanus excelsa y cedros como el Juglans neotropica, ambas especies en peligro (EN), de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza-UICN.

A la par del cese de sus actividades como taladores, a través de la instalación de dos viveros, Los Castores se dedicaron a la generación de plántulas de especies como maco, manzano, palma de cera, chachafruto, nacedero, nogal y roble. Así mismo, empezaron a desarrollar actividades apícolas, las cuales cuenta con certificado de calidad de los productos que actualmente extraen, como miel, polen, propóleo y cera.

Trabajo con abejas

Al inicio, el trabajo con las abejas lo vieron difícil, con el tiempo fueron dominando el tema y ahora les resulta satisfactorio y enriquecedor.

“Lo de las abejas se aprende y estamos motivando a todas las personas a que no maten la fauna silvestre, sino que trabajemos por la conservación. Ahora con la apicultura la mayor motivación es obtener el sustento diario”, aseguró Otilia Genoide.

Thalia Ordoñez, es la representante legal de Los Castores quien relata que la asociación viene trabajando con la miel desde hace varios años y actualmente sigue contando con el apoyo de entidades como la CAM que además de capacitarlos en apicultura, les suministró un gran número de colmenas.

La mujer explica que cuando empezaron a tomar conciencia del daño al ecosistema, los antes taladores de bosques, solo se dedicaron a sembrar café, frijol y maíz. Ahora combinan la agricultura con la apicultura.

“En este momento más que caficultores somos apicultores, pero también nos dedicamos al tema de educación ambiental con muralismo que plasmamos en las instituciones educativas, para que los estudiantes transmitan a sus padres y sigamos así esa línea de conservación”, expuso líder ambiental.

Los apiarios

La cantidad de colmenas por apiario está relacionada con la calidad y cantidad de la flora apícola de la zona. En el caso de Los Castores, su apiario está compuestos por 100 colmenas, las que necesitan de sombra y sol, disponibilidad de agua y alimento que le proporciona la zona.

“No estamos dando abasto con la producción, por eso tenemos proyectado aumentar la apicultura y llevarla a otra escala para poder suplementar ese mercado acá en la zona, a nivel departamental y nacional”, puntualizó Thalia Ordoñez.

Conservación y preservación

Dedicarse a la crianza de abejas implica ayudar al medio ambiente, a los ecosistemas y al territorio, ellas juegan un papel muy importante en la polinización, lo que permite la producción de alimentos.

“Con todo esto hemos aprendido a cuidar los bosques y microcuencas así como a convivir con la naturaleza” aseguró Otilia Genoide.

Así mismo Robinson Oviedo hizo un llamado de conciencia a la comunidad.

“Yo les quiero aconsejar que cuidemos de la naturaleza, debemos darnos cuenta que el cambio climático ya es una realidad, vienen nuevas generaciones de jóvenes y ¿qué le vamos a dejar?”.

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