Para la recuperación de la Ciénaga Grande de Santa Marta
Santa Marta, 27 de octubre 2020. En mayo de 2019, 120 plántulas, compuestas por mangle negro (Avicennia germinans) y mangle blanco (Laguncularia racemosa), con una altura promedio de 21 cm, fueron sembradas en el sector noroeste de la Ciénaga Grande de Santa Marta, en inmediaciones al caño La Caleta del Tambor, bajo la técnica de montículos de sedimento.
Hoy, gracias a la alianza y el conocimiento técnico y científico entre el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras José Benito Vives de Andreis INVEMAR y la Corporación Autónoma Regional del Magdalena CORPAMAG, se registran un total de 80 árboles en buenas condiciones sanitarias con alturas de 193 cm y diámetros que, en promedio, superan los 2,7 cm. En algunos de los árboles sembrados, incluso se observó la producción de abundantes semillas, que potencialmente podrían contribuir a la regeneración natural del sistema.
Este experimento piloto de restauración activa, se adelanta en el marco de los convenios de cooperación No. 292 de 2018 y 503 de 2019 entre CORPAMAG y el INVEMAR, y cuenta con la experiencia de investigadores de la línea de Rehabilitación de Ecosistemas Marinos y Costeros del Programa CAM del Instituto, demostrando que los montículos de sedimento pueden proveer el espacio físico necesario para favorecer el crecimiento y desarrollo de plántulas de manglar en zonas sobre inundadas, donde el colapso del sedimento generado por la degradación del ecosistema no permite el establecimiento de nuevos individuos.
Además de estas acciones de restauración, el Caño La Caleta de Tambor, así como el Covado, Bristol, Machetico, Covado 2, Ahuyama y Pajaral, fueron intervenidos por CORPAMAG en el 2017 en el desarrollo del Proyecto “Restauración ambiental del sector noroeste de la Ciénaga Grande de Santa Marta, a través de la recuperación de la sección hidráulica de los cuerpos de agua que la alimentan”, cuyo objetivo principal fue el dragado de 1.289.922 m3 Estas intervenciones se realizaron debido al aumento de la salinidad en el sector noroccidental del complejo estuarino, lo que limitaba el crecimiento y desarrollo de los manglares. Los trabajos de dragado permitieron la entrada de agua dulce al sistema, con lo cual, la salinidad en el sector noroccidental disminuyó.
Estas condiciones además de permitir la disponibilidad de sedimentos en el área, se constituyó como una oportunidad para fomentar la recuperación de la cobertura vegetal a través del uso de técnicas activas de restauración, como en este caso, el cual estuvo dirigido a la formación de módulos o montículos de sedimentos, que se convirtieron en pequeñas islas de vegetación, y es usada en diversas partes del mundo, con una alta tasa de éxito.
Este ejercicio brinda insumos valiosos para continuar afinando las técnicas de restauración de manglar en Colombia, con el fin de que, a futuro, puedan ser replicables en zonas con condiciones similares.
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