El Santuario – Antioquia, 31 de marzo de 2022. Los ladridos incesantes e inusuales de su perro acabaron con la tranquilidad en la que transcurría la noche del sábado 26 de febrero para Sara Giraldo. A eso de las 9:00 p.m., ella se encontraba en su casa en la vereda Gaviria del municipio de Marinilla departiendo con su familia, cuando la alteración de su mascota la obligó a salir en medio de la oscuridad para ver qué ocurría.
“Fui corriendo a asomarme y me di cuenta de que mi perro estaba atacando a una zarigüeya, inmediatamente se la quité como pude, lo encerré y luego corrí de regreso para revisarla, yo pensé que la había matado”, recordó Sara claramente, pues el hecho la dejó muy afectada porque posee un gran amor por todos los animales y en especial tiene claro el valor que representa esta especie para el ecosistema.
Sara relata que, tras encerrar a su perro, con la ayuda de una linterna, intentó localizar la zarigüeya para ver cómo estaba o qué podía hacer por ella, fue entonces cuando la encontró tirada en el piso, inmóvil tras el ataque recibido, sin embargo, al acercarse un poco más notó que todavía estaba respirando y con los ojos abiertos, en ese momento, en medio de todo, su corazón sintió algo de alivio al saber que estaba con vida, pero también la necesidad de buscar ayuda pronto.
“Automáticamente empecé a buscar un número al que pudiera llamar y el primero que me brindaron en un grupo de Facebook fue un contacto de WhatsApp del Hogar de Paso de Cornare, al que escribí de inmediato para reportar la emergencia. La persona que me respondió en ese momento el chat me dijo que asegurara la zarigüeya con una cobija para que no le diera hipotermia y eso hice, la cubrí y esperé, como estaba tan herida ella no fue agresiva en lo absoluto”, describió Sara.
Pasados unos 40 minutos después del ataque, algunos integrantes del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Marinilla acudieron al lugar para apoyar en el traslado de la zarigüeya y después la Unidad Móvil para la Atención de Fauna Silvestre de Cornare se encargó de recogerla en Marinilla y llevarla hasta las manos del equipo de profesionales del Hogar de Paso de la Corporación quienes harían todo lo posible por salvarla. No pasó mucho tiempo antes de brindarle atención prioritaria.
“Esta zarigüeya infantil llegó con una lesión en gran parte de su rostro que le afectó todo el párpado superior derecho, la piel la tenía completamente desprendida y el hueso de su cabeza estaba expuesto, además tenía una luxación en una de sus manos, lo que le generaba mucho dolor e impedía su desplazamiento”, narró Cristina Buitrago, médica veterinaria del Hogar de Paso de Fauna Silvestre de Cornare.
“Le hicimos una sedación, lavado, limpieza y sutura de las heridas y le realizamos un vendaje inmovilizante en su manito. Como el reporte fue oportuno la piel no se había alcanzado a morir, sino que todavía se podía trabajar con el mismo tejido que estaba suelto. Identificamos de qué parte se había desprendido y empezamos a unir, como armando un rompecabezas”, explicó Cristina.
Cerca de una hora duró el procedimiento que estuvo a cargo de dos médicos veterinarios, Cristina y Camilo Muñoz. Mientras tanto no podían evitar sentir impotencia e incluso rabia de ver que una vez más la vida de un animal silvestre estaba en riesgo, por su cabeza pasaban muchas posibles causas de lo ocurrido, ¿una persona le habrá causado estas heridas? esto no es justo, pensaban. Ellos en ese momento desconocían todo el horror que había vivido la pequeña e indefensa zarigüeya la noche anterior a causa del ataque del perro.
Una vez terminaron la intervención quirúrgica solo quedaba esperar por una evolución satisfactoria de la zarigüeya, en especial rogaban porque no perdiera su ojo derecho y que pronto pudiera recuperar toda la funcionalidad. La reconstrucción de su párpado fue uno de los mayores retos en este caso.
Lo que vino después… el proceso de recuperación
Los días siguientes fueron cruciales para tener idea de si los esfuerzos por salvarla alcanzarían para que sobreviviera y sobre cómo sería el proceso de recuperación, pero esta zarigüeya no dejó lugar a dudas, viviría. Ella sorprendió con su valentía y se aferró a la vida con la esperanza de regresar pronto a su hábitat natural.
“Como el párpado había sido muy afectado, los primeros tres días estuvo con aplicación de gotas cada hora durante el día y la noche en el ojo derecho para hidratarlo porque no era capaz de parpadear y había que evitar que se presentaran lesiones o daños graves. Este procedimiento se realizó hasta que vimos que el párpado se desinflamó y que empezó a recuperar la capacidad de moverlo. Además, ese tiempo también se mantuvo el vendaje de la cabeza para que la piel se conservara en su sitio y favorecer el proceso de cicatrización”, precisó Cristina.
La manito de la zarigüeya estuvo vendada por una semana para corregir la luxación, porque por lo pequeña sus huesos todavía eran muy frágiles para realizarle una corrección quirúrgica y durante ese periodo la mantuvieron con analgesia y limpieza de las heridas diariamente.
Por fortuna esta paciente siempre tuvo muy buen apetito, lo cual ayudó a que su proceso de recuperación mostrara avances cada día, incluso apenas recuperó sus fuerzas, empezó a revelar su comportamiento agresivo, algo muy positivo también en estos casos.
“Desde los primeros 8 días la herida de la zarigüeya se empezó a ver completamente cerrada, sin secreción, sabíamos que iba por muy buen camino. En este momento aún se encuentra en proceso de cicatrización porque esto puede durar incluso meses, pero ya la herida está cerrada como tal y el párpado ya es funcional que era lo que más nos preocupaba, que nunca volviera a parpadear, pero eso significa que toda la parte nerviosa y vascular se conservó” precisó la veterinaria de Cornare con notable satisfacción de la labor cumplida hasta ahora.
Un mes después
Verla hoy llena de vida, toda una guerrera, dando lo mejor de ella durante las terapias de recuperación, luchando aún con su mano sin la movilidad que acostumbraba (puede quedarle en un 60 o 70% de funcionalidad), reconforta el corazón de los veterinarios que a diario se enfrentan a este tipo de casos que inevitablemente les hacen aguar los ojos.
No menor fue la alegría de Sara cuando después de un mes se enteró de los avances que ha tenido la zarigüeya que reportó herida aquella noche de febrero, sintió quitarse un gran peso de encima porque se sentía culpable de lo que sucedió, a pesar de que aseguró que siempre había sido muy cuidadosa con su mascota para que no atacara a la fauna silvestre.
Mientras terminan sus días como paciente del Hogar de Paso de Cornare, la zarigüeya la pasa entre siestas, alimentos, revisiones veterinarias y hasta tiene tiempo de hacer algunas travesuras, pues cuando realiza los ejercicios de fisioterapia natural para su mano, en ocasiones decide quedarse inmóvil tendida en el piso, aparentemente sin vida, pero afortunadamente se trata de una broma de mal gusto.
¿Qué falta para que vuelva a disfrutar su segunda oportunidad de vida en su hábitat natural? Realmente muy poco. “Con toda seguridad después de todo el proceso que lleva a cabo, si le termina de ir bien, aproximadamente en un mes podría ser liberada. Ella se encuentra estable de salud, necesitamos que crezca, que aprenda a cazar, que aprenda a defenderse por sí misma y ya se puede ir”, precisó Cristina.
Para saber más…
Si bien esta historia augura un final feliz no todos los casos de zarigüeyas y en general de fauna silvestre maltratada corren con la misma suerte, pues la gravedad de las heridas y otras circunstancias impiden que muchas tengan una segunda oportunidad, no logran sobrevivir.
Tan solo en lo corrido del 2022 un total de 88 zarigüeyas han ingresado al Hogar de Paso de Cornare tras ser atacadas por mascotas o incluso por humanos, muchas de ellas no alcanzan siquiera a ser intervenidas.
“Nuestro desahogo es cuando se hace público lo que vivimos día a día en el Hogar de Paso, estos casos que son tan difíciles pero que sirven de alguna manera para hacer campaña de educación y sensibilización frente a la importancia de respetar y proteger nuestra fauna silvestre”, concluyó Cristina.